Con 37 años y una carrera digna de destacar, el ex segunda línea de Los Pumas se convirtió en el espejo de un club que admira su constancia. “Estamos todos muy motivados”, dijo el Turco, que encara su 17ª temporada. Transitó una carrera en la que experimentó una rara conjunción de sentimientos que lo acompañaron desde su debut en 1997, hasta aquella fatídica noche del 2001 en Christchurch, donde sufrió una afección cardiaca que lo marginó definitivamente del plano internacional. Sin embargo, Alejandro Allub siguió luchando para convertirse en un modelo de su club, de su provincia y, en definitiva, de todo el rugby argentino. Así fue como retomó la actividad en el 2004 para unirse definitivamente con un amor al que nunca más abandonó. Hoy, nueve años después, explica esa rara sensación que lo invade para seguir teniendo las mismas energías a la hora de pisar una cancha. “Para los clubes del interior es un campeonato espectacular porque nos permite medirnos contra clubes que habitualmente no enfrentamos, por lo que no quería dejar pasar esta oportunidad”, resalta este médico pediatra que reparte su tiempo entre su pasión y su profesión. “Ya comenzamos con la pretemporada, en un par de días nos vamos a Bahía Blanca, así que estamos todos muy motivados”, agrega el segunda línea, como si se tratase de su primera experiencia en el plantel superior. – A esta altura, ¿sentís ese incentivo de querer seguir logrando cosas importantes? – Seguro; el tema es que no pienso perderme lo mejor del rugby que es lo que está por venir. Este amateurismo que está cerca del profesionalismo es algo muy lindo que, al que le gusta entrenarse, lo estimula a dar un poco más. – Farías sigue con 36 y vos lo imitás con 37. ¿Cuánto pesa la experiencia y el rodaje para apuntalar a tus compañeros? – Uno cuando es más joven no se da cuenta de todo lo que tiene al alcance de la mano. El paso de los años permite que se lo valore y se le dé la transcendencia necesaria. Por lo general y a la hora de encarar este tipo de partidos con las presiones que suele haber, sirve tener a un tipo que además de aportar en el juego, también brinde una mano fuera de ella con los entrenadores. El otro día llegaba al club para encarar la pretemporada número 17 y tomaba verdadera dimensión de lo que significaba todo esto para mí. Por eso, trato de entrenarme mucho para estar a la altura de los más chicos. – ¿Te convertiste en un ejemplo para ellos? – Mirá, el martes los agarré a algunos de los chicos y les dije: “Muchachos, ¿qué más necesitan de incentivo? Están entrenando en la cancha principal del club que está espectacular, con luces artificiales, con diez entrenadores, tres preparadores físicos, un fisioterapeuta, pelotas a estrenar, hielo y bebidas para todos ¡Qué más quieren!” El cambio que sufrió el rugby en los últimos años es impresionante y lo digo porque a mí me tocó atravesar todas las etapas. – Por estas vivencias que estás contando, ¿lo sentís como un re-debut? – Siempre el hecho de jugar contra equipos que uno no conoce y son fuertes en sus provincias genera una linda oportunidad. Además, está el tema del viaje que cuando uno va a otro lugar tratar de abstraerse de la realidad de su trabajo cotidiano. Esos dos días hay que disfrutarlos al máximo para estar con el grupo, disfrutar de las pequeñas cosas y eso es lo que te brinda este tipo de campeonatos. – ¿Ya le pegaste una mirada a la zona? – Está muy difícil, pero si uno se pone a pensar detenidamente, casi todas las zonas tienen un alto nivel de exigencia. Duendes tiene un equipazo en todo sentido y lo demuestra cada vez que sale afuera y después tenemos a otros dos rivales que también cuentan con lo suyo. – ¿Y cuál es tu principal desafío para lo que queda? – Por lo pronto quiero jugar cada partido como si fuese el último. Tengo claro que si me rompo algo me despido del todo, así que desde que entro al vestuario lo encaro como algo único e irrepetible para vivirlo con la intensidad que se merece. A esta altura de mi carrera sé que todo es especial y por eso trato de disfrutarlo al máximo. – El debut es con el SIC como local, ¿sentís que va a ser un choque de estilos? – Sí, por la importancia que le damos nosotros y dado el marco y la expectativa que muestra la gente,  seguramente va a haber ser un día muy especial. Y más vale que va a ser un choque de estilos porque si bien el rugby a nivel clubes está tratando de hacer todo más dinámico, siempre Córdoba se caracterizó por ser distinto. Ojalá que la gente venga y acompañe porque pinta para ser un torneo muy competitivo.  

Autor: Esteban Chamas Fuente: Mundial XV
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