La formación del scrum es uno de los iconos más emblemáticos del rugby, además de una de sus formaciones más importantes. No es el aspecto más importante en el juego, pero como dice una vieja gloria de nuestro club “Todos los equipos ganadores y campeones, lo tienen”.

Se requieren de 8 voluntades unidas, coordinadas y convencidas, para así transformarse en una sola fuerza que avanza y no se detiene por nada. Es quizas la bandera o el ejemplo de lo que es el trabajo en equipo.

El año pasado, esta fase del juego fue una de las grandes preocupaciones para nuestra primera y nuestro club. Por eso, a fin de año, dentro de un replanteo muy grande que hizo al respecto del juego en general, fue uno de los aspectos primordiales a mejorar.

Así es que toda la post-temporada de diciembre, y toda la pre-temporada de este año, se trabajo con mucho compromiso, con mucha minuciosidad y con mucha humildad en crecer en este lugar. El resultado esta hoy a la vista: 9 try-penal de scrum en 7 partidos jugados, más unos cuantos más de juego lanzado de esta formación en franco avance.

Queda muchísimo por crecer y mejorar, y de lo que se trata también es de sostener esta realidad como un aspecto identitario de nuestros equipos a lo largo del tiempo. No obstante, no son pocos las alegrías y resultados que han generado dentro y fuera de la cancha.

Entre los “movimientos” que ha generado, esta el que da origen a esta nota. Hace algunos meses atrás, en una charla informal entre Galo Alvarez Quiñonez y sus forwards, surgió el desafío de que si el equipo llegaba a conseguir un try penal de scrum en un partido, Galo pagaría un lechón para compartir con el equipo. Los partidos pasaron, los tries de scrum se acumularon en la deuda, y había llegado el momento de pagar.

Fuera de la cancha, un grupo de viejos, amigos, ex-jugadores y dirigentes (la mayoría protagonistas de la gira por Europa de 1987) comenzaron a juntarse, emocionarse y unirse gracias a lo que el scrum rojo y blanco producía en la cancha. Lo que les transmite este equipo de la primera los inspiró a tener una participación muy activa dentro de nuestro club, y cuando llegó a sus oídos la apuesta de Galo y los “gordos” no dudaron en colaborar con la economía del entrenador, y hacer de esa deuda una cuestión grupal.

Anoche, la primera parte de esa deuda fue saldada y tanto jugadores de plantel superior, algunos juveniles, como estos viejos gladiadores, compartieron un asado, para estar más juntos, como en cada scrum, y para desearles lo mejor a nuestros jugadores en el duelo del fin de semana.

El scrum empieza a ser un arma que literalmente le da de comer a todo el equipo.

 

 

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