En un partido para el infarto, nuestra primera división le ganó 33-31 a Pucará en su cancha y sacó uno de los cuatro boletos para las semifinales del Nacional de Clubes B a jugarse el 1 de Julio.
La parada era difícil, todos lo sabían. Esto es el Nacional de Clubes, ningún partido es fácil, menos todavía en instancias de eliminación directa. Pero para los que sueñan grande, «difícil» jamás quiere decir «imposible».
La previa decía que había que ir a la cancha de uno de los candidatos. Pucará fue el número uno de la fase regular, y eso no es casualidad en este nivel. Asique, la previa decía que el partido era muy difícil, contra el número uno en su cancha.
En el arranque del partido, Pucará se mostró decidido a ratificar en la cancha su título de candidato. En esos primeros quince o veinte minutos, se apoyó en la velocidad y dinamismo de sus backs y la defensa de Jockey lo sintió. La visita parecía ahogada, el vértigo de la ofensiva del equipo rojo era demasiado. Sin embargo, las piernas de los hípicos eran impulsadas por el corazón y el orgullo. Así consiguieron soportar la presión y mantenerse en partido.
Al no conseguir anotar tries pese a la superioridad en el juego, el local recurrió a buscar los palos para sumar. Jockey jugó muy inteligente su primer tiempo, viéndose superado, optimizó su concentración y aprovechó sus incursiones en campo rival para volver con puntos siempre.
El partido estaba 9-6 cuando el local anotó el primer try del partido. El 16-6 no estaba mal, pero como dijimos, lo primero que metió en el bolso este Jockey para viajar a Bruzaco fue el corazón y el orgullo. Gracias a eso consiguió anotar otro penal y lograr un try penal de scrum para dejar 16-16 el tanteador antes de que suene el silbato del arbitro.
Para quien hubiera llegado para ver el segundo tiempo, no creería que Pucará fue superior a Jockey en la primera mitad. Es que el rojo y blanco entró echó una marea. A partir del juego frontal de sus forwards fue encontrando inercia en el ataque y huecos en la defensa. En diez minutos de juego esa convicción se habían convertido en catorce puntos producto de dos tries.
Pucará se refugió en el aliento de su gente y siguió apostando a su juego desplegado. Con esta formula anotaron un try y un penal para ponerse 26-30, con poco menos de diez minutos en juego.
El local apretó, aparecieron algunos errores en el line para Jockey, y cuando el reloj marcaba treinta y siete minutos el rojo «cantó la falta» y anotó un try en la punta que no pudo convertir, 31-30, y parecía que la alegría y el boleto a la semifinal se quedaban en Bruzaco.
Pero Jockey no estaba rendido, recuperó la pelota, y dejando hasta la última gota de energía en la cancha, Lucas Busdrago se cortó 70 metros hasta que fue tackleado, la acción ya estaba en campo de Pucará y apareció el penal debajo de los palos, con menos de un minuto en juego. Julio Deheza miró las haches y pidió el tee. Apuntó, disparó y la ovalada se metió entre los dos postes para dejar todo 31-33. La visita aguantó una última jugada y la pinchó afuera para seguir abrazado al sueño de ser campeón del Nacional de Clubes B .
Formación JCC:
1- Tomás Ramirez, 2- Emanuel Buleisman, 3- Facundo Devoto, 4- Facundo Montero, 5- Sergio Gotti, 6- Ramiro Robledo, 7- Joaquín López, 8- Augusto Cugnini, 9- Ignacio Plans (c), 10- Francisco Lazcano, 11- Juan Cruz Barreiro, 12- Julio Deheza, 13- Leandro Brunetto, 14- Lucas Busdrago y 15- Horacio Urtubey.
Ingresaron: Romero, Gait, Duran, Goren, López Faure, Sosa, Blanco y Alvarado.
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