Desde mi lugar de hincha del Jockey quiero felicitar tanto a los jugadores como al staff de nuestro plantel superior. Acepto que nos ganaron la semifinal, sinceramente lo acepto y no tengo nada que objetar. Pero nadie podrá negar que nuestra primera división a pesar de no haber ganado esta semifinal, dejó el cuero en la cancha, tuvo amor propio y actitud hasta el final. Quiero aclarar que no me gusta perder y menos aún una semifinal; pero para perder una semi casualmente hay que llegar a esa instancia, y allí no se llega de un día para el otro sino que es necesario transitar previamente un largo y durísimo camino. Haber perdido la semi no me hará olvidar que hace muy pero muy pocos años en nuestro querido Jockey extrañábamos fervientemente lo que era ser protagonista de las finales del torneo local. Pues bien, otra vez más nuestro equipo nos dio el derecho y el placer de sentarnos en esas selectas tribunas donde se puede ver solamente a los cuatro mejores de córdoba, y uno de esos cuatro fue nuestro Jockey. Me resulta notable y de destacar la manera en que nuestro plantel se esforzó y sacrificó para llegar a estar entre los cuatro mejores y la forma en que luchó este partido a pesar de verse superado en el juego.
Quiero recordar que hace escasas semanas mucha gente de nuestro propio club (y con honestidad brutal me incluyo) dudábamos sobre la posibilidad cierta de estar en las finales de este año. Este plantel nos fue quitando esas vacilaciones fecha tras fecha y fue viendo desmoronarse a otros varios equipos que venían con ventaja y con chapa de estar mejor.
Unos dirán que este equipo del Jockey tenía algunos jugadores muy chicos, otros dirán que tenía algunos jugadores muy veteranos, otros dirán que tenía un plantel muy corto. Me permito discrepar: yo digo que el staff supo conformar un “verdadero equipo” combinando generaciones, supo tener en cancha desde jugadores muy jóvenes hasta bien experimentados. Además, a pesar de haber tenido todo tipo de lesiones y ausencias a lo largo del año, el equipo no solamente siguió adelante sino que también se hizo fuerte en las etapas más difíciles y siempre, siempre apareció un jugador acorde al nivel de las circunstancias, sea de la edad que fuere. Tanto los jugadores mayores como los más jóvenes tuvieron la grandeza de convivir y jugar cada partido aportando desde su lugar para conformar un verdadero equipo sin importar edades ni generaciones. Como si esto fuera poco, este equipo nos exhibió momentos de una “verdadera actitud” para jugar al rugby. Honestamente me llenó de orgullo y no creo olvidar fácilmente aquel partido de hace un par de semanas en que el mismo rival que nos ganó esta semi la pasó mal, realmente mal ante nuestra primera división.
Aquellos hinchas del Jockey que querían una primera división con scrum tuvieron su primera división con scrum. Aquellos que querían una primera división en semis tuvieron su primera división en semis. Aquellos que querían una primera división aguerrida tuvieron su primera división aguerrida. Por todo esto los felicito a los jugadores y staff del plantel. Creo que ahora no es tiempo de lamentos porque no hay de qué lamentarse y además eso no nos aportará absolutamente nada. Por el contrario sí creo que es tiempo de evaluar y poner en la balanza lo hecho hasta acá (las cosas buenas, que fueron realmente muchos; y las cosas a mejorar), pero siempre con el mismo fin: ir por más. Vayamos para adelante, siempre para adelante.
Felicitaciones de nuevo.
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