A poco más de una semana de realizada la experiencia de este año, seguimos recuperando testimonios. Cada mirada, cada vivencia es un aporte invaluable a esta historia colectiva que escribimos juntos cada año, con cada subida hasta la cruz.
En esta ocasión el testimonio es de Rodrigo Aguirregomezcorta, manager de la actual M-17 que realizó el viaje este año.
Sin más preambulos, nos introducimos en su historia:
AL FINAL, LLEGO EL DIA…..
Todo empezo a fines de 2014 cuando Guille Biaggetti me ofrecio ser manager de la M16 durante 2015 (clase 1999), division que alguna vez habia entrenado y en la cual juega mi hijo Ignacio.
Me encanto la idea y acepte inmediatamente sumandome a Martin Yadarola, quien ya venia trabajando como manager de la division. El primer gran objetivo que surgio, fuera de las tareas habituales del manager, fue la preparacion y organizacion del viaje al Valle de las Lagrimas, que en ese momento veiamos como algo muy lejano.
Comenzamos con algunas reuniones con padres para explicarles de que se trataba este viaje y comenzamos con la organizacion de diversos eventos con la intencion de cubrir la mayor parte del costo que fuera posible. Logramos sumar padres nuevos a los que habitualmente estan cerca y colaboran con la division lo cual fue muy positivo desde el punto de vista organizacional.
No era facil explicar, se trataba de un viaje costoso, de pocos dias, que implicaba ademas del esfuerzo economico mucho trabajo y tiempo, y que tenia un componente emotivo que era dificil de transmitir pero que el club consideraba muy importante para los chicos no solo como deportistas sino tambien como personas.
Fue un 2015 con mucho desgaste de energias realizando locros, pollos, fiestas, estacionamientos, y venta de dulces de leche, diversos eventos en los cuales nos fue en algunos bien y en otros no tanto.
Finalmente el miercoles 17 de febrero llego el gran Dia y partimos una delegacion de 38 personas: 28 jugadores y 10 entrenadores y managers.
El viaje no tuvo mayores inconvenientes y llegamos a Malargue el jueves a la hora prevista. Durante el trayecto fuimos introduciendo a los chicos en la historia que hay detras de este viaje, el accidente que protagonizo un equipo de rugby de Uruguay en octubre de 1972 en el medio de la Cordillera de los Andes en el cual perdieron la vida 29 personas y lograron sobrevivir 16 luego de permanecer 72 dias en la montaña. Hacia alli nos dirigiamos, a esa misma montaña en la que 43 años atras un grupo de gente logro una proeza inexplicable que a veces pareciera un mito o una leyenda mas que una historia real.
El jueves lo conoci a Juan Isidro Ulloa, el guia que desde la primera edicion de este viaje en el año 2013 es responsable de conducirnos hasta la Cruz que clavaron los sobrevivientes del accidente en honor a sus compañeros fallecidos. Juan es una persona totalmente sencilla con la templanza propia de las personas que pasan la mayor parte de su tiempo en la montaña, lejos de la rutina acelerada en la que vivimos la mayoria de nosotros. Lo primero que le preguntamos fue si el clima iba a ser bueno y nos contesto «Hay que ver como los va a recibir la montaña», «Ningun ascenso es igual a otro». Nos tiro una serie de frases que agrandaban mas la incertidumbre respecto a lo que nos esperaba.
El viernes al mediodia iniciamos la travesia propiamente dicha. Salimos desde el Puesto Soler en caravana con nuestras mochilas y bastones y comenzamos a caminar atravesando diversos paisajes: verde, arenas, piedras de diversos colores, rios con agua que te cala hasta los huesos, etc…. empezamos a sentir el impacto de la montaña y su majestuosidad.
Alrededor de las 18,30 llegamos al campamento que nos esperaba luego de recorrer 10 kms de distancia. Nos recibieron con un te caliente, luego cena, bolsas de dormir, carpas y una luna increible que iluminaba la noche. El dia siguiente seria duro ya que caminariamos otros 14 kms hasta la Cruz por lo cual nos fuimos a dormir temprano.
El sabado a las 7 de la mañana retomamos la caminata, acumulabamos algo de cansancio, no obstante el trayecto se fue desarrollando en forma similar al del viernes hasta que comenzamos a aproximarnos a lo que seria la ultima etapa. Luego de cruzar un rio mas caudaloso comenzamos a subir de forma mas notoria. Las conversaciones y cantos de los chicos comenzaron a apagarse, solo se escuchaba la respiracion y agitacion. De pronto comenzo una trepada que evidenciaba ser la ultima parte en la que cada paso costaba una eternidad y parecia interminable. Muchos sentimos que debiamos parar pero habia algo que nos hacia seguir. Fueron los 200/300 metros mas duros de la vida. Finalmente al llegar a la cima logramos divisar la Cruz, el objetivo estaba a la vista. Creo que llegamos con lo poco que nos quedaba y costaba no contener las lagrimas y mantenerse de pie. Nos abrazamos alrededor de la Cruz y varios comenzaron a expresar lo que sentian. Se sentia algo muy fuerte, era como si la union de este grupo, el esfuerzo para llegar, la solidaridad y la esperanza se espejara con lo que vivio aquel «equipo» hace mas de 40 años. Muy dificil de explicar.
Luego vino el descenso con las pocas fuerzas que quedaban, con ampollas, poca agua pero con la satisfaccion de haber dejado todo para lograr lo que nos propusimos.
Cuando estuvimos en la Cruz a unos 30 mts aproximadamente habia un grupo de 4 personas que habian subido minutos antes que nosotros y contemplaron nuestra llegada y actividad en el lugar. Ya de regreso los volvimos a encontrar en el cruce de un rio y le comentaron a uno de los guias que se les habia erizado la piel cuando nos vieron llegar todos juntos caminando, abrazarnos a la cruz, expresar los sentimientos y hacer nuestra clasica arenga del JCC. Que nos transmitieran las felicitaciones porque jamas habian visto algo asi, que les hubiera gustado haberlo vivido de la misma forma que lo habiamos sentido nosotros. Este ultimo comentario de alguien que no tenia porque hacerlo resume lo que vivimos y hace que cada uno de nosotros se enorgullezca por pertenecer al Jockey Club Cordoba.
Grande mula! Realmente es difícil de explicar… Casi nadie parece entender de qué está hablando uno cuando cuenta sobre un viaje para «caminar por la montaña como unos giles», «tirando frases hippies sobre energías, presencias y sensaciones compartidas» (palabras de amigos sobre el viaje que jamás hicieron).
Y al final…. Cuando bajas y celebras por fin en la base que todo salió bien… Ves y cae la ficha de todo eso que otros dicen que se siente.
Hay que agradecer eternamente a Mauricio Buzetti y a ese grupo de pioneros que permitieron que, HOY, nuestro club pueda seguir disfrutando de esta experiencia. Hay que agradecer a las personas como vos que nos ayuda a que este viaje se pueda concretar. Hay que agradecer a nuestras familias, a nuestro club, a Juan Ulloa y su equipo y PRINCIPALMENTE.. A la montaña.. Por recibirnos.
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Notable relato Rodri…..para los que tuvimos la suerte de vivirlo hace un tiempo….es volver a sentir esa energía única…. Para los que vienen….más que una invitación a una experiencia única !!!